Actualidad

Jornada de reflexión, oración y trabajo en Roma para los jóvenes religiosos agustinos recoletos

Durante los pasados días 18 y 19 de septiembre, tuvo lugar en Roma el Encuentro Mundial de Jóvenes Consagrados, bajo el lema “Despertad al mundo”, en el que participaron 28 jóvenes religiosos agustinos recoletos provenientes de diferentes partes del mundo. 

Tras este encuentro, y aprovechando su estancia en Roma, los días 21, 22 y 23 de septiembre, pudieron compartir una Jornada de oración, reflexión y trabajo con el Prior General, Miguel Miró, para poner en común diferentes puntos relacionados con la Orden y para profundizar en los frutos del Encuentro Mundial de Jóvenes Consagrados.

Mirar al pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza

Esta jornada comenzó el día 21 de septiembre con la oración de la mañana para, después, de la mano del Prior General dar paso a la primera ponencia, que tenía como título “El aporte de los jóvenes a la Revitalización de la Orden”.

Miguel Miró, en esta ponencia, quiso abordar los cuestionamientos y desafíos de la revitalización de la Orden animando en primer lugar a los jóvenes a “experimentar la alegría de ser agustinos recoletos”. Para ello, destacó que hay que “partir de la fe y del encuentro con Jesús”.

Les alentó a mirar desde la fe cómo el Señor ha ido conduciendo su vida, y a revivir los momentos en los que un día se sintieron “amados y llamados” para entrar a formar parte de la Orden. Desde ese momento todos los religiosos, destacó el Prior General, entran a “formar parte de la Orden” y se sienten “llamados a vivir un  carisma que surgió hace más de cuatro siglos”.

Así mismo, quiso ahondar en la importancia de sentirse miembro activo de la Orden sin pensar que “el general o el provincial o el prior  de la comunidad son los únicos responsables y tienen que resolverlo todo. Por dos razones: una es la corresponsabilidad, y otra que el gobierno es un servicio de caridad, como dice San Agustín en la Regla”.

Tras esta ponencia, los jóvenes religiosos tuvieron un momento de reflexión y estudio personal, para luego dar paso a una puesta en común en la que pudieron resolver dudas y plantear temas al Prior General.

Esta primera jornada concluía con la celebración de la eucaristía, a la que siguió la cena y la presentación posterior de las comunidades y ministerios por países.

 

“Como consigna, volver a la raíz: el amor”

El segundo día estuvo marcado por los testimonios de diferentes religiosos jóvenes de la OAR: el colombiano Juan Pablo Martinez y Wilmer Antonio Moyetones, de Venezuela, que quisieron compartir sus experiencias y su vida como recoletos.

Por otro lado, Bruno d´Andrea, argentino, habló de lo que los religiosos jóvenes piden y pueden aportar a la propia Orden. Su testimonio estuvo basado en tres puntos fundamentales que fue desgranando: lo que los jóvenes religiosos de la OAR piden, lo que pueden aportar y su papel en tiempos de reestructuración.

Concluyó su testimonio recordando que, como hizo san Agustín, “el cristiano tiene que retornar al interior para intentar descubrir si en la raíz de su obrar está el amor”. Es lo que los jóvenes religiosos de la OAR proponen “como consigna, especialmente durante el Año de la Misericordia y en este proceso de revitalización: volver a la raíz, el amor”.

Tras estos testimonios y un tiempo de estudio personal, se dio paso a trabajos por comisiones, en los que se trataron diferentes temas como “Sentido de pertenencia, ideales y realidad, tensión entre autonomía e interdependencia”, “Vida fraterna, tensión entre soledad y comunicación” o “Vida de amor en servicio a la Iglesia, tensión entre oración y trabajo apostólico”. Temas que luego pusieron en común, con el fin de profundizar y resolver posibles dudas.

Como conclusión de esta jornada enriquecedora, profunda y motivadora para todos los participantes, se elaboró un mensaje final que resumía lo vivido durante el Encuentro Mundial de Jóvenes Consagrados. En este mensaje se destaca que los jóvenes han podido hacer “una memoria agradecida” de los religiosos de la OAR “que han entregado su vida al servicio de la Iglesia y de la Orden” y que este hecho les motiva a vivir su presente “con pasión, autenticidad y fidelidad”.