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“Me gustaría dar las gracias personalmente a todos los que están ayudando a mi país”

Anicet es uno de los doce novicios que actualmente forman la comunidad de Monteagudo (Navarra, España). Durante un año, estos doce jóvenes de entre 21 y 29 años procedentes de seis países (Venezuela, Perú, Costa Rica, México, Inglaterra y Haití) se preparan para consagrarse a Dios siguiendo radicalmente el Evangelio. En agosto de 2010 emitirán sus votos de pobreza, castidad y obediencia.

P.- Anicet, el delegado de República Dominicana nos ha comentado la preocupación de la Orden porque no encuentran a tu familia. ¿Cómo están?
R.- Ya he podido hablar con mis padres y, gracias a Dios, están bien. Con la que aún no he conseguido hablar es con mi hermana la que estudia en Puerto Príncipe, pero una tía me ha dicho que también está bien. El edificio donde ella estudia se ha derrumbado, pero ella está en el turno de mañana y el terremoto fue por la tarde.

P.- ¿Cómo te enteraste de la catástrofe?
R.- El miércoles por la mañana yo amanecí un poco enfermo y me lo comunicaron a primera hora. Cuando me dijeron que el sismo había sido de 7,3 grados en la escala Richter pensé que no quedaría nada de Haití. Enseguida me levanté y llamé a mi familia, pero no podía comunicarme con ellos porque no había modo de que me contestasen. Todas las líneas estaban dañadas en Haití. Hasta el viernes no he podido hablar con mi padre, mi madre y mis dos hermanos pequeños que viven con ellos.

P.- ¿Qué te ha contado tu familia?
R.- En casa se ha sentido el temblor, pero por suerte me dicen que sólo se han caído algunos muebles y cuadros. Sin embargo, unos tíos que viven muy cerca han perdido su casa. Se les ha rajado el techo y el suelo. Se han tenido que ir a vivir a la casa de mis padres. Aún tengo un primo que no he podido localizar desde el día del terremoto, desde el martes. Y aún no sé nada de las hermanas de mi madre que vivían cerca del Palacio Presidencial. Aún no sé qué ha pasado del todo en mi pueblo, sólo que hay mucha gente que tiene familia estudiando en Puerto Príncipe y allí sí que es todo caótico.

P.- ¿Has visto las imágenes del desastre?


Anicet es uno de los doce novicios que actualmente forman la comunidad de Monteagudo (Navarra, España).
R.- Cuando vi las imágenes del Palacio en internet, pasé tres noches sin dormir pensando en mi gente hasta que pude comunicar con ellos. Gracias a Dios he tenido el apoyo de toda la comunidad y me han ayudado mucho moralmente. El maestro de novicios, Ricardo Mediavilla, ha manifestado tanto interés que no sé cómo agradecerlo. También me ha llamado el secretario general de la Orden, y el vicario de Dominicana, y muchos hermanos agustinos recoletos preocupándose por mí. El sábado la comunidad de Monteagudo preparó una oración especial por el pueblo de Haití.

P.- ¿Piensas en ir ahora a Haití?
R.- Nada más enterarme del terremoto me vinieron muchas dudas porque yo quería ir a ayudar, a cuidar enfermos, a lo que fuera. Si hubiera afectado a mi familia habría ido enseguida. Estoy muy afectado por la catástrofe y lamento muchísimo lo que está pasando, pero ahora estoy más tranquilo. Seguiré con el noviciado y, cuando acabe en agosto de 2010, si el superior provincial no dice otra cosa, iré a Torrent (Valencia, España) a estudiar la Teología.

P.- ¿Qué le dirías a la gente que quiere colaborar?
R.- Me faltan palabras. Quizá en francés pueda expresar mejor lo que siento. Me conmueve mucho la ayuda que España y Estados Unidos están mandando a Haití. Yo no tengo acceso a las instituciones que están canalizando la solidaridad, pero si tuviera sus números de teléfono llamaría a todas y cada una de las organizaciones que se están volcando con mi país para darles las gracias. Es algo muy grande, me faltan palabras.