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La obra evangelizadora de los agustinos recoletos en Casanare centra la clausura del año jubilar dedicado a la Virgen de Manare

Monseñor Aldo Cavalli, que desde 2007 venía siendo Nuncio Apostólico en Colombia, aunque ya estaba nombrado para desempeñar su función en Malta, presidió la eucaristía. Con él concelebraron otros tres obispos de la zona, uno de ellos monseñor Javier Pizarro, agustino recoleto prelado del vicariato apostólico de Trinidad. En torno a ellos se agolpaban numerosos sacerdotes, religiosos y miles de feligreses que abarrotaban el templo. En su homilía el señor Nuncio resaltó la obra evangelizadora que la Orden de Agustinos Recoletos ha realizado en Casanare y, de modo más concreto, en este popular santuario.

Más de tres siglos en Casanare

Los agustinos recoletos llevan en Casanare algo más de tres siglos, y durante este tiempo han sido testigos y protagonistas de la identificación del pueblo cristiano con esta Virgen del Buen Viaje, patrona de Los Llanos. “Es la imagen que forma casi la única religión de muchos llaneros”, le escribía a finales de 1892 el recoleto Manuel Fernández a san Ezequiel Moreno, primer vicario apostólico de Casanare. En aquel tiempo, el pueblo llevaba ya décadas de abandono, pero la Virgen seguía atrayendo multitudes incluso de Venezuela.

Desde entonces los agustinos recoletos la han acompañado en todo momento. Incluso durante la Violencia o guerra civil, cuando el pueblo fue pasto de las llamas, en 1948. En 1953 se fundó en las proximidades la nueva población de Paz de Ariporo y allí se trasladó la imagen, para la cual los agustinos recoletos construyeron el templo actual. En él se sigue haciendo uso del septenario que compusiera el recoleto fray Pedro Fabo. Y en su entorno continúa sonando el joropo compuesto por el también agustino recoleto, y apóstol de Casanare, padre Francisco Lucea.

La imagen de la Virgen del Buen Viaje o de Manare es una Dolorosa, y es de las llamadas “de vestir”, con busto, manos y pies labrados de fina contextura. El resto lo forma un armazón de madera para soporte de las vestiduras y manto de color negro bordado a mano en finos hilos de oro.

En torno a ella florece una parroquia que abarca el pueblo propiamente tal más 16 veredas o barrios. La atiende una comunidad de tres agustinos recoletos con los que colaboran algunas religiosas y varias comunidades de base. Abundan los grupos apostólicos y las líneas de pastoral, en el marco del conocido como Sistema Integral de Nueva Evangelización, o SINE. Además, los religiosos atienden como capellanes a los tres colegios de la zona, así como al establecimiento carcelario del departamento de Casanare.