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La Orden celebra a Santa Rita y su devoción supera todas las fronteras

Una de las cosas que suelen preguntar los turistas cuando visitan las iglesias de Roma es quién es esa santa que tiene algo en la frente y que lleva una correa. Cuando les dices que es Santa Rita, rápidamente reconocen haber escuchado algo sobre ella, e incluso recuerdan que es la ‘abogada de las causas imposibles’.

Cada año, la Iglesia celebra la festividad de Santa Rita en todo el mundo pero, de manera particular, las comunidades de la familia agustino recoleta, rinden homenaje a esta, primero madre y luego religiosa cuya vida es digna de conocerse.

Algunos detalles de su vida
Rita nació en la aldea de Roccaporena, 5 km al oeste del pueblo de Cascia (provincia de Perugia, región de Umbría) en 1381 y falleció el 22 de mayo de 1457. A pesar de que quería ser monja, cuando tenía 14 años de edad sus padres la casaron con un hombre del pueblo. Su esposo le causó muchos sufrimientos, pero ella se consolaba en la oración y le devolvió su crueldad con bondad, logrando su conversión a Cristo con el paso de los años.

Fallecidos su marido e hijos y sin obligaciones familiares, Rita fue aceptada en el convento, recibió los hábitos de monja, y más tarde realizó su profesión de fe. Tenía 36 años. En el convento, Rita se entregó a una vida de oración y penitencia.

El estigma de Santa Rita

De acuerdo a la tradición en 1428, una madrugada Rita recibió de manos de Cristo una larga astilla de madera clavada en el hueso de la frente. Se trataba de un estigma divino: la marca de la corona de espinas que Jesucristo había exhibido en la cruz. Le extrajeron la astilla y la guardaron como reliquia sagrada. Cada madrugada el estigma se le volvía a abrir por sí mismo, hasta que empezó a expeler un fuerte olor inmundo, que se mantuvo milagrosamente el resto de su vida.

En 1453 Rita cayó en cama gravemente enferma. Desde ese momento, estando siempre atendida por novicias, la herida de su frente gradualmente se cerró, pero Rita pasó los últimos cuatro años de su vida con infecciones en la sangre.

Muerte y canonización

Rita murió en el convento agustiniano el 22 de mayo de 1457 a la edad de 76 años. La gente se agrupó en el lugar para mostrar los últimos respetos a su cadáver, que emitía una intensa fragancia dulce (como si hubiera sido embalsamado). Su cuerpo se conserva hasta la actualidad (aunque muy deshidratado). Empezaron a correr rumores de que por intercesión de la monja, sucedían curaciones milagrosas. Así la devoción hacia Rita se extendió por toda Italia.

Rita fue beatificada por el papa Urbano VIII en 1627. El 24 de mayo de 1900 fue canonizada por el papa León XIII.

Las celebraciones de Santa Rita en las comunidades de la Orden

La devoción a Santa Rita es una de las más extendidas en las comunidades de la Orden de todo el mundo. Por ejemplo, en la Parroquia Santa Rita de Madrid (España), cada 22 de mayo se celebra una solemne fiesta a la que acuden numerosas personas desde la mañana hasta la tarde.

Otro ejemplo destacado es el de la Parroquia Santa Rita de Manaos (Brasil) donde también se celebra a la santa italiana por todo lo alto con asistencia de todas las comunidades, grupos y movimientos parroquiales.

En Filipinas no sólo las comunidades de agustinos recoletos sino también las Augustinian Recollect Sisters, celebran con gran devoción a Santa Rita. Es el caso del convento Santa Rita de Manila o el de Cebú.

Pero, sin duda, una de las celebraciones más destacadas en la geografía de la Orden es la que, cada 22 de mayo, tiene lugar en el convento Ntra. Sra. del Buen Consejo de Monachil. Son miles de personas las que, con motivo de la festividad, acuden al que es considerado Centro Nacional de peregrinación y devoción a Santa Rita. Es tal la promoción que en España se ha hecho de su devoción desde Monachil que en 1999 una representación religiosa y civil localidad italiana de Cassia acudió hasta el lugar para iniciar un hermanamiento. Gran parte de los preparativos de esta fiesta en Monachil corre a cargo de los profesos del teologado que allí residen.

La figura de Santa Rita sigue siendo a día de hoy un estímulo para muchas personas en el mundo y los agustinos recoletos queremos renovar nuestro compromiso con su difusión.