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El Padre Olarte: San Millán y la Glosas

El agustino recoleto Juan Bautista Olarte dedicó gran parte de su vida al estudio de la lengua castellana en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, siendo uno de los principales exponentes del español. El pasado lunes falleció a los 77 años. El agustino recoleto Pedro Merino repasa su vida

El 5 de marzo de 2018 fallecía en Salamanca, España, nuestro hermano agustino recoleto Juan Bautista Olarte Ruiz, que ha dedicado gran parte de su vida al estudio del Monasterio de San Millán de la Cogolla y de la Biblioteca Monástica. Su labor de investigador y sus publicaciones le han merecido el reconocimiento de “Riojano Ilustre” por parte de la Comunidad Autonómica de La Rioja, en la que su nombre y prestigio son el eco de su valor.

Sin olvidar los años de profesor, educador y director del Colegio San Agustín, en Logroño, o el trienio de servicio como prior provincial, sin duda la etapa más amplia y fecunda de su vida la ha desarrollado en el Monasterio de Yuso, donde se centró en el estudio, catalogación y publicación de los fondos bibliográficos. Con minuciosidad y exigencia crítica, han pasado por sus manos uno a uno los libros de la Biblioteca y del Archivo, y los miles de códices y documentos que con paciencia fue leyendo. El resultado de sus amplios conocimientos y de su vasta erudición queda patente en numerosas publicaciones.

En 1974, con motivo del XV Centenario de la muerte del santo Millán y el X de las Glosas emilianenses, al preparar un número monográfico del Boletín de la provincia de San José, ya dio un aviso de la inquietud por lo “emilianense” y de su preocupación por unos temas que le iban a ocupar y apasionar todo tiempo. De una manera velada —tal vez sin reparar en ello—, recogía el testigo del afán investigador y de la entrega en favor del Monasterio de su admirado maestro, Joaquín Peña. Con esta publicación lanzaba al mundo una voz en favor del valor singular de las Glosas emilianenses. Este primer paso fue tomando cuerpo en la celebración del Milenario del nacimiento de la lengua en 1977, en el Acto de homenaje a la Lengua en 1992, con la presencia de Don Fernando Lázaro Carreter, hasta culminar el 4 de diciembre de 1997, fecha de a declaración de los Monasterios de San Millán de Suso y Yuso Patrimonio de la humanidad. En todos estos acontecimientos hay actuaciones claras de la aportación del padre Olarte.

Con la biblioteca en su “cabeza” estaba en condiciones de tomar la “pluma”. Así en 1995 publica la Guía del Monasterio San Millán de la Cogolla, Suso y Yuso. Como fruto de una reflexión profunda, en 1998 edita España en ciernes o La vida de san Millán, a la que seguirá en 2010 Relectura de Gonzalo de Berceo. Hasta llegar a este punto, había dedicado meses y años a repasar muchos libros y documentos, que hoy nos permiten bucear sin esfuerzo en un sinfín de datos que acreditan el valor singular de la Biblioteca y Archivo del Monasterio. Sin la colaboración atenta de nuestro fraile, Doña Concepción Pérez Barriocanal y Don Enrique Sacristán Marín no hubieran coronado, en 1999, la edición del Catálogo de impresos de los siglos XV-XVIII de la biblioteca del monasterio de Yuso, San Millán de la Cogolla. Trabajo silencioso de años le ha supuesto, por otra parte, el cotejo y análisis crítico de lo que figura como Manuscritos de San Millán de la Cogolla (759-1900). Son 2.449 páginas con 13.086 entradas de documentos consultados, sobre los que se añade una reseña y anotación. A esto hay que sumar el Catálogo de impresos en la Biblioteca de San Millán (1800-1900), con un apéndice de impresos antiguos adquiridos después de la edición del Catálogo impreso en 1999. Estos últimos trabajos los culminó en 2011, justo cuando su vista ya no le permitía mantener el ritmo acostumbrado. Como detalle casi anecdótico, junto a publicaciones en revistas, charlas y conferencias, queremos recordar la publicación en 2006 de Novedades sobre el vino en la Ilustración. Un texto inédito de Francisco Cónsul Jove, sobre el que hace la trascripción, contexto y notas.

Opera enim eius sequuntur illum

Por Pedro Merino