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Historia, presente y futuro de los Agustinos Recoletos en Roma

El actual Colegio Internacional San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva fue durante varias décadas la Curia general de los Agustinos Recoletos. Actualmente es la comunidad donde residen los religiosos agustinos recoletos que estudiante en Roma. En 2019 celebra su 400 actos. El acto principal tendrá lugar este domingo

Como la gran mayoría de los edificios de Roma, la comunidad de Agustinos Recoletos situada en la céntrica Via Sistina ha sido testigo de la historia. Aunque por su sencilla fachada no pueda parecerlo, el actual Colegio Internacional San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva celebra en 2019 su 400 aniversario. Fue en 1619 cuando, con la aprobación del papa Pablo V, se estableció en este lugar la residencia del Procurador general de la Congregación de los Agustinos Recoletos, apenas 30 años después del capítulo provincial de Castilla en 1588.

Pasados los años, en 1930, la llamada comunidad de Sistina pasó a ser la Curia general de la Orden de Agustinos Recoletos. Desde entonces hasta 1959, la casa albergó el gobierno general de la orden que había sido aprobada en 1912 por San Pío X, además de ser residencia para los estudiantes agustinos recoletos que acudían a Roma a realizar sus especializaciones.

Entre la Piazza di Spagna y la Piazza Barberini, pasa desapercibida la pequeña Iglesia de San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva. Es la cara externa de este trozo de historia de los Agustinos Recoletos en Roma y que guarda, entre otras joyas, la primera imagen de la Virgen de Guadalupe que llegó a la ciudad eterna o el espectacular retablo en mármol de la adoración de los pastores del escultor barroco Franco Siciliano.

Para el agustino recoleto Tomás Ortega, estudiante de esta casa durante varios años, «la capilla en su conjunto tiene mucho valor artístico, hay grandes detalles». Explica Tomás que en sus inicios la iglesia estaba dedicada a la Virgen de Copacabana, cuya imagen presidía el altar hasta que fue sustituida por la pintura de San Ildefonso y Santo Tomás de Villanueva.

La celebración del 400 aniversario, este domingo

En su 400 aniversario, la pequeña iglesia de los Agustinos Recoletos en Roma está recuperando todo su esplendor. La celebración principal de esta efeméride tendrá lugar este domingo 7 de abril con la dedicación del nuevo altar de mármol. La eucaristía será presidida Giuseppe Sciacca, Secretario del Tribunal de la Signatura Apostólica. El Prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, Miguel Miró, estará presente así como algunos de los priores provinciales. Además, la iglesia albergará próximamente la pintura original de los mártires agustinos recoletos de Japón Pedro, Agustín y Lorenzo.

Que los superiores provinciales estén presentes en este acto simboliza la interculturalidad de la comunidad que actualmente conforman jóvenes religiosos de las cuatro provincias de la Orden de Agustinos Recoletos que realizan en Roma sus especializaciones. «Estamos diez jóvenes agustinos recoletos de muchos países y a los que la Orden ha dado la oportunidad de estar aquí estudiando», cuenta Bruno D’Andrea, agustino recoleto.

Una comunidad «clave» para los Agustinos Recoletos

Pablo Panedas, agustino recoleto, ha vivido en esta comunidad por dos ocasiones. Para él, la casa de la via Sistina es «clave»  porque «en esta casa se forman los que serán formadores de los religiosos» y por su historia. Y es que vivir en esta comunidad es único. Para Javier Monroy, prior de la comunidad y consejero general, estar en el Colegio Internacional «supone un orgullo porque estás en un lugar legendario».

En 400 años, la histórica comunidad ha sido testigo de hechos trascendentales. Como en 1809, cuando las tropas napoleónicas que ocuparon Roma expulsaron a los agustinos recoletos de la casa y la iglesia anexa. El período duró cinco años, hasta 1814, cuando volvieron a recuperar la comunidad gracias a la intervención del rey Carlos IV de España y el embajador español en Roma, pues el Hospicio estaba bajo el amparo de la Corona. Desde 1942 a 1949, la casa estuvo sin inquilinos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.