Los Agustinos Recoletos han ofrecido dos de sus comunidades en Brasil y España para que puedan ser utilizadas como espacios para sanitarios y enfermos de COVID-19.
La Orden de Agustinos Recoletos también está poniendo de su parte, en la medida de sus posibilidades, para apoyar a las personas que luchan contra el coronavirus en la situación más alarmante de la pandemia en el mundo. Además de la jornada de oración que celebró la familia agustiniana y de las iniciativas virtuales para acercar las eucaristías a los hogares, los religiosos han puesto a disposición de las administraciones públicas dos de sus comunidades en Brasil y en España: el Seminario San Agustín, en Maringá; y el convento de Marcilla, en Navarra.
En primer lugar, el edificio del seminario ha sido cedido la Secretaría Municipal de la salud de Maringá, en el estado brasileño de Paraná, para que se hospede el personal sanitario. Médicos, enfermeros y técnicos del servicio sanitario de la Santa Casa de Maringá -que consta de 32 profesionales- dormirán en sus 24 habitaciones dobles, cumpliendo así con el aislamiento preventivo que deben guardar los profesionales sanitarios y evitando el posible contagio en sus casas.
Para el Prior provincial de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, Miguel Ángel Hernández, «es una alegría poder contribuir en este momento de crisis humanitaria». Todo surgió a propuesta del vicario provincial, Javier Tello, quien considera esta medida un «gesto de solidaridad de nuestra parte para ayudar a amortiguar los efectos de la pandemia».
Por otra parte, en España la Provincia San Nicolás de Tolentino ha ofrecido el convento de Marcilla a las autoridades pertinentes para su posible utilización. El Ayuntamiento de Marcilla -que solicitó este espacio- dispondrá de él si fuera necesario. El histórico edificio, construido en torno al siglo XVIII, podría utilizarse como un espacio de apoyo para albergar enfermos de coronavirus en el caso de que los hospitales de Navarra sufrieran un colapso.