Una palabra amiga

Via Lucis en medio de la pandemia

El autor reflexiona sobre la conveniencia o no del rezo del Via Lucis, en el contexto de la pandemia que tanto sufrimiento está generando a nivel mundial.

En la Iglesia desde hace bastantes años se nos recomienda que después de haber celebrado en cuaresma el viacrucis en el tiempo de la Pascua recemos el Vía Lucis o Camino de la Luz. Litúrgicamente está muy bien, pero uno puede preguntarse si tendrá ánimos para hacerlo después de constatar tanta oscuridad y sufrimiento a nuestro alrededor. He aquí algunas muestras de ello.

Al salir de la parroquia Santa Mónica encontramos que los vecinos de la izquierda son evangélicos y nunca entran a participar en nuestro templo. A la derecha tenemos otros vecinos con los que algo nos saludábamos y parece que sí fueran católicos. Estos vecinos antes de semana santa estuvieron revocando con cemento la fachada de su casa. Con la música a todo dar trabajaban por varios días unos cuatro obreros. Sin embargo, en estos días encontramos las puertas de su casa totalmente cerradas y vemos que han hecho traer tres balones de oxígeno. Esto nos lleva a preguntar y la respuesta es que todos los de la casa, unos ocho o diez, están contagiados con la Covid-19. Por la noche se les oye, en ocasiones, rezar en voz alta…

El pasado domingo, dominica in albis o de la Divina Misericordia, fueron las elecciones en Perú. Nuestros obispos nos han recordado ejercer el derecho y deber democrático con responsabilidad. Entre los candidatos tres han pasado por la prueba del coronavirus y sin conocer aún los resultados definitivos electorales de estas elecciones democráticas, donde se han presentado 18 candidatos, lo que tememos es que dentro de 14 días se vean los resultados con muchos enfermos porque no se ha guardado el debido distanciamiento social en las colas para la votación ni en las manifestaciones de apoyo a los candidatos.

De otro lado, ya han comenzado a vacunar a los mayores de ochenta años, y dicen que en mayo vacunarán a los de más de 70 años. Hasta fin de año se piensa que no podrá vacunarse toda la población. La gente pregunta dónde están las vacunas prometidas que tanto tardan en llegar. Ocupamos tristemente el primer lugar a nivel mundial en número de contagios proporcionalmente.

El pueblo de Chota mediante dos teletones ha conseguido una planta de oxigeno por 800.000 soles con el dinero aportado por todos los moradores del lugar y aún de fuera. Luego nos alegramos porque el ministerio de salud donó al hospital la primera planta de oxigeno y de mayor capacidad a la que el pueblo había adquirido “la chotanita”, que llegó un poco después. Ahora resulta que la planta de oxígeno, conseguida por el pueblo, a los veinte días de funcionamiento se estropea no se sabe por qué y tampoco saben arreglarla…con toda la falta que nos hace.

Ante estos hechos y otros similares, ¿podemos rezar el ejercicio del Vía Lucis? Claro que sí, el dolor que sentimos nos tiene que llevar a buscar una esperanza, y esta nos viene de la Resurrección del Señor. Por eso, sea en forma de catorce estaciones, como el viacrucis con sus pasajes bíblicos o preferiblemente con el camino de Siete Encuentros del Señor con los discípulos, María Magdalena, Simón…durante siete semanas revivamos juntos la experiencia de los discípulos con Jesús Resucitado. El Camino de la Luz lo recorremos en comunión con la Iglesia universal que renacida en la Pascua del Señor entra guiada por el Espíritu Santo en el espacio nuevo de la Resurrección, para aprender a vivir a la manera de Jesús. Con María, testigo silenciosa de la muerte y resurrección de su Hijo y, unidos a su gozo pascual, aprendamos a vivir junto a Ella y los discípulos el camino de la fe pascual.

San Agustín nos dice lo siguiente: “En comparación de aquella resurrección, toda la vida que llevamos es estiércol (S 170,7) y en otro lugar dice: “Eliminada la fe en la resurrección de los muertos, se derrumba toda la doctrina cristiana” (S 361,2). Por ello, si a nuestro alrededor muchos seres queridos están sufriendo por el coronavirus o por algún accidente o enfermedad natural, están ellos todavía en los dolores de la semana santa, pero llamados a vivir tanto ellos como nosotros el triunfo de la Resurrección. Con María les hemos de invitar a alegrarse: Reina del cielo, alégrate, porque al que mereciste llevar en tu seno, resucitó como lo había dicho.

Jesús está en el hermano que sufre, en los momentos de dificultad e impotencia. Que sientan su fuerza cuando tienen que afrontar la enfermedad. Que cada uno sienta que su relación con Jesús en esa cama del hospital o de su casa es más íntima y gozosa. Y ya no vivan más preocupados por sí mismos y su relación con los otros sea más serena y vivan como hermanos, hasta alegres en medio de su dolor. También a nosotros el Señor Resucitado nos acompaña paso a paso. ¡No estamos solos!

Recemos y hagamos el Vía Lucis en este tiempo de la Pascua porque la resurrección de Jesús es también nuestra propia resurrección porque hemos pasado de la muerte del pecado a la vida de la gracia. No nos quedemos en el viernes santo y como comunidad resucitada, hagamos eco del grito del Aleluya, que hasta hoy resuena y su eco debe llegar a toda la tierra. El Espíritu del Señor está con nosotros, suscitando alegría y esperanza. Dejémonos llevar por este camino pascual para vivir como “hijos de la luz”.

Ángel Herrán OAR