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«Servir, acoger, escuchar y acompañar»: la nueva misión de Alfonso Dávila

Mons. Eusebio Hernández animó a Alfonso Dávila a «tener coraje» a partir de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar el pasado 4 de junio en Madrid.

Ha pasado una década desde que Alfonso Dávila iniciara su etapa de formación para ser agustino recoleto. Ahora comienza su servicio a la Iglesia y a la Orden de Agustinos Recoletos. El joven, nacido en México en 1994, recibió el pasado 4 de junio la ordenación sacerdotal en la Parroquia Santa Rita de Madrid. «La ordenación es un regalo muy grande que no merezco, pero Dios me ama y se fía de mí», indicó al concluir la celebración en su acción de gracias.

El obispo de Tarazona, el agustino recoleto Mons. Eusebio Hernández presidió la eucaristía e impuso sus manos sobre el nuevo sacerdote. En su homilía, el prelado expresó a Alfonso Dávila cuatro claves de la nueva misión que desempeñará ahora como sacerdote: «Servir, acoger, escuchar y acompañar». «Sal a los caminos como Jesús a buscar a tantas personas que viven vidas repudiadas y sin sentido, sal a las periferias geográficas, morales, sociales donde se pierden tantos hijos de Dios», le dijo.

Le pidió también reservar «siempre un lugar preferente a las personas más débiles y vulnerables de la sociedad: a los niños, a los jóvenes, a los pobres, a los enfermos, los ancianos, los emigrantes, los que se encuentran solos, los que han perdido el sentido de la vida, los que se sienten marginados, los desempleados, los que sufren especiales dificultades en el cuerpo o en el espíritu». En el inicio de un largo camino, el obispo animó al nuevo presbítero «a tener coraje, a soltar falsas seguridades para arriesgarte de lleno en la más bella aventura, el seguimiento a Jesús».

«Lo mejor está por venir»

Más de diez veces repitió Alfonso Dávila la palabra «gracias» en su alocución final. El joven agradeció, entre otros, a Dios, a su familia, a sus amigos y a la Orden por todos los dones que le han ido concediendo en todo este tiempo de preparación. Mostró su deseo de ser «fraile de referencia en un mundo que necesita de referencias». A sus hermanos en el ministerio les indicó: «Entreguémonos por la gente, porque el mundo nos necesita».

Emocionado e ilusión, el nuevo sacerdote concluyó asegurando que «lo mejor está por venir». En la gran celebración le acompañaron casi cuarenta sacerdotes, así como religiosas de la familia agustina recoleta, las monjas Agustinas de la Conversión -quienes dirigieron los cantos en la celebración- y laicos cercanos a la Orden de Agustinos Recoletos.

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