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Entregando la vida a Cristo en la misión de Marajó

Fray Danillo de Souza realizó en la misión de Marajó la profesión solemne como agustino recoleto y al día siguiente recibió la ordenación diaconal.

La profesión solemne es uno de los momentos en que la vocación de un religioso cobra sentido. Y es aún más significativo realizarla en un territorio de misión. Así ha sido para fray Danillo de Souza, que realizó la profesión solemne como agustino recoleto el pasado 10 de diciembre en la Paróquia São José de Queluz, en Belém do Pará (Brasil).

La parroquia, en la desembocadura del Río Amazonas, celebró con gozo el sí del joven brasileño a Cristo. Como indica el ritual, se sucedieron los diferentes gestos que componen la consagración al Señor: el interrogatorio al candidato, la postración en tierra durante el canto de las letanías, la emisión de los votos y la firma sobre el altar del documento de la profesión. Desde el pasado sábado, fray Danillo ya forma parte de manera definitiva de la Orden de Agustinos Recoletos.

El Prior provincial de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, fray Javier Tello, presidió la eucaristía y recibió la profesión solemne. En su homilía, aseguró que «no somos un metal fuerte, un material indestructible; somos humanidad». En este sentido, afirmó que «somos tan osados que queremos pronunciar para el Señor un sí para siempre, cuando sabemos que la palabra ‘para toda la vida’ pertenece solo al Señor». Por eso, recomendó a fray Danillo la humildad y le recordó que «si estás hoy aquí es por la misericordia de Dios».

Al siguiente día, el 11 de diciembre, fray Danillo fue ordenado diácono, de manos del obispo agustino recoleto Mons. Jesús Cizaurre. De esta forma, tras completar su proceso formativo, el joven religioso continuará su camino hasta la ordenación sacerdotal, donde dirá sí a servir al Señor como sacerdote, sirviendo al pueblo.

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