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«Sin emociones, la vida no tiene sentido»

Fray Francisco Javier Monroy, consejero general de la Orden, abordó el autoconocimiento personal y emocional en su conferencia en el 29ª Aula Agustiniana de Educación.

Conocerse para superarse y quererse a uno mismo y a los demás. Aunque es algo que toda persona debe plantearse, fray Francisco Javier Monroy, consejero general de la Orden de Agustinos Recoletos, desarrolló extensamente esta idea a los docentes participantes del 29ª Aula Agustiniana de Educación. El encuentro, organizado como cada año por la Federación Agustiniana Española, se celebró los días 11 y 12 de febrero en Madrid, con la participación de los centros educativos agustinos recoletos de España.

El religioso presidente del secretariado general de Carisma, Espiritualidad y Formación permanente impartió la cuarta ponencia del Aula Agustiniana de Educación 2023, titulada Conócete, acéptate, supérate. Monroy abordó el proceso de autoconocimiento desde el plano emocional, partiendo del título de su conferencia y que, como explicó, no es propia de San Agustín aunque se le atribuye y «recoge el pensamiento agustiniano». Estas tres ideas fueron cambiadas por «autoconocimiento, aceptación personal y trascendencia».

El agustino recoleto comenzó afirmando, a modo de introducción, que la vida es un camino. «Lo que hace que esta vida sea tal es ir creciendo, ir integrándonos, ir siendo realmente originarios y originales», dijo. «Lo importante es el camino, no la meta», advirtió, añadiendo que «el objetivo es aprender a vivir y caminar».

Autoconocerse: volver al interior

En este recorrido es necesario para avanzar correctamente las tres etapas del pensamiento agustiniano. Empezando por el autoconocimiento, recordó que San Agustín «nos invita a entrar dentro de nosotros mismos, porque ahí reside la verdad». En este sentido, expuso que el autoconocimiento, para el obispo de Hipona, es «una vuelta a sí mismo, un retorno a la propia verdad». El autoconocimiento es «verse uno a sí mismo, verse en lo que siente internamente y verse en cómo lo expresa». En otras palabras, «se trata de abrir una puerta y abrirla hacia dentro. Hay que querer abrirla».

Monroy advirtió de la importancia de conocerse a uno mismo, principalmente porque «no eres lo que piensas que eres». Recalcó también la necesidad, constatada por él mismo según lo vivido, de formar a los formadores. «Un buen educador lo es no por sus conocimiento, sino por su pedagogía y, sobre todo, por su relación educativa», dijo refiriéndose a la importancia de una educación emocional para los docentes y educadores.

En esta etapa del autoconocimiento juegan un papel fundamental las heridas que puedan existir de la infancia. «El autoconocimiento –expresó– pasa por el autoanálisis de las propias heridas emocionales». Todos tienen alguna herida, «porque nuestros padres no pudieron darnos todos los aspectos relacionales necesarios para aprender a gestionar la totalidad de nuestro mundo emocional».

Una vez nos conocemos, hay que aceptarnos (o integrarnos, como prefirió el ponente) y trascender. En el proceso de integración, volvió a recordar que «las emociones se integran uniéndolas y vinculándolas con los demás elementos de la persona en un todo funcional». «Sin emociones, la vida no tiene sentido», expresó. «La dimensión emocional es imprescindible para el proceso de superarse, de ir más allá». Son las emociones las que ayuda en el camino de la vida.

El Aula Agustiniana de Educación

Más de 450 docentes participaron en la 29ª edición del Aula Agustiniana de Educación. El encuentro, de día y medio de duración, ahondó en el aspecto emocional de la educación, desde el autoconocimiento, el humor o la inteligencia emocional. Participaron los centros educativos de la familia agustiniana en España: Agustinos, Agustinos Recoletos, Agustinas Contemplativas, Agustinas Misioneras, Agustinas del Amparo y Misioneras Agustinas Recoletas.