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«Quiero ser profeta, testigo y servidor alegre de la esperanza»

El obispo agustino recoleto Mons. Carlos María Domínguez tomó posesión el sábado 25 de marzo como nuevo obispo de la diócesis de San Rafael (Argentina).

La diócesis de San Rafael tiene nuevo obispo. El agustino recoleto Mons. Carlos María Domínguez tomó posesión de la sede episcopal de la diócesis argentina el pasado 25 de marzo. Acompañado de autoridades y de fieles, el religioso comenzó su ministerio episcopal en esta Diócesis, en la que ha ejercido en los últimos meses como administrador apostólico. 

La celebración eucarística tuvo lugar en las puertas de la Iglesia Catedral Metropolitana, en la Plaza San Martín, donde se colocó un altar efímero. Previamente, el nuevo obispo de San Rafael había recibido las llaves de la ciudad y había sido recibido por el Arzobispo Metropolitano de Mendoza, Mons. Marcelo Colombo. Mons. Carlos María Domínguez hizo, en el interior de la Catedral, su profesión de Fe y juramento de fidelidad, profesando solemnemente la Fe de la Iglesia que deberá enseñar a los fieles que estarán bajo su cuidado.

En la eucaristía, después de la lectura del nombramiento del Papa Francisco, Mons. Marcelo Colombo, Arzobispo de Mendoza, cedió al Obispo su cátedra y le entregó el báculo pastoral. Posteriormente recibió el abrazo de los obispos presentes, así como de representantes del clero diocesano y de las comunidades religiosas presentes en la Diócesis, autoridades civiles y representantes de los laicos.

«Confío, rezo y me entrego a Aquel para quien “nada es imposible”»

En su homilía, Mons. Domínguez tuvo palabras para los sacerdotes, los seminaristas, los consagrados y consagradas, y los laicos de la diócesis. A todos ellos les pidió su oración y les agradeció su trabajo por colaborar en la extensión del Reino. Humildemente confesó: «Consciente, también, de mi fragilidad, reconozco serenamente mis propios límites, aceptando gozosamente la ayuda de los demás. No lo sé todo ni lo puedo todo. Por eso confío, rezo y me entrego a Aquel para quien “nada es imposible”». Afirmó ser «consciente de la gran responsabilidad que la Iglesia hoy pone en mis manos al mismo tiempo que me estremece mi fragilidad». 

Mons. Carlos María aseguró que el servicio episcopal es «poner la totalidad de los dones y carismas; la totalidad de la vida y de la función, en plena disponibilidad para los demás». Por ello, explicó que su servicio se llevará a cabo desde el Evangelio, la Eucaristía y el gobierno; este último, ejercido como un «obispo servidor, con corazón de buen Pastor, que preside y guía».

Haciendo mención a su lema pastoral, “Alegres en la esperanza”, Mons. Carlos María Domínguez afirmó querer ser para el pueblo de San Rafael «profeta, testigo y servidor alegre de la esperanza que viene de Dios y que no defrauda». «Quiero ser –dijo– un hombre de esperanza y ser motivo de esperanza para ustedes. El mundo necesita de esa esperanza. Y sabemos que esa esperanza es Cristo. Lo sabemos, y por eso predicamos la esperanza que brota de la cruz». 

«Vengo a darles toda mi vida. Quiero caminar con ustedes y posar mis pies sobres las huellas del Maestro, Camino, Verdad y Vida. Quiero anunciarles a Jesús y anunciarlo con ustedes», indicó. Por último, colocó como broche de su primera homilía como Obispo de San Rafael las palabras del Arcangel San Gabriel: «Alégrate, no tengas miedo, para Dios nada es imposible».

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