Magdalena fue una propagadora entusiasta de la vida agustiniana. Agregó a la Orden varios monasterios de monjas; atrajo a ella a muchas vírgenes que vivían solas en sus casas y es tradición que hizo lo mismo con terciarios de los alrededores de Como. A sus religiosas las animaba a aspirar a la perfección de las virtudes, prefiriendo siempre servir a presidir. Sobresalió por la transparencia de vida y el amor a los demás. Murió en mayo de 1465, probablemente el día 15. Pío X confirmó su culto en 1907. Sus reliquias están expuestas a la veneración de los fieles en la catedral de Como.