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La experiencia formativa de los religiosos jóvenes, en primera persona

Los profesos agustinos recoletos han recibido en las últimas semanas las jornadas de formación que cada año tienen lugar en el Monasterio de San Millán de la Cogolla. El agustino recoleto David Gaspar cuenta la experiencia en primera persona

Formarnos para atender mejor nuestro apostolado

Un año nuevo comienza en nuestras vidas como religiosos en formación, y como todos los años tenemos la oportunidad de recibir formación propia de la mano de nuestros frailes que disponen de su tiempo y esfuerzo para transmitirnos una enseñanza que nos ayude cada día mas en nuestro proceso formativo. Es por eso que desde el 7 al 17 de agosto estuvimos reunidos en el monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla (España) los religiosos que estamos en la etapa de teología con motivo de recibir estas jornadas formativas.

Este año estuvo toda encaminada a un pilar fundamental para todo agustino recoleto: el apostolado. Durante la primera semana nos acompañó Enrique Eguiarte para darnos contexto agustiniano de este pilar, y lo hizo bajo la figura de Agustín pastor, en el cual pudimos observar como una persona que quería vivir monásticamente entregado totalmente al estudio de la palabra de Dios y la contemplación, pasa a ser un obispo con un celo tan grande de los cristianos de Hipona y como desde su sencillez atiende a la necesidades que se presentaban, no solo de cristianos, sino además de judíos que se acercaban.

Luego de ver la figura de Agustín pastor, durante la segunda semana nos centramos en el trabajo pastoral de la Orden, guiados por Fr. Miguel Ángel Hernández conocimos diferentes aspectos y características que todo religiosos debe tener en su trabajo pastoral, ya sea misionero, escolar o parroquial, con la dinámica de debates y acompañados de distintos textos entre ellos el ideario pastoral agustino recoletos comenzamos a armar el puzle que se nos iba presentado.

Además de la formación tuvimos la oportunidad de participar en la visita nocturna que se realiza en el monasterio los días sábados. Esto fue algo épico el ver todo el monasterio alumbrado con luces de velas y caminar por sus pasillos en silencio escuchando el canto gregoriano, te transporta a esa época en el que el monasterio debió tener una cantidad impresionante de monjes.

Los sábados teníamos la oportunidad de salir de paseo y en esta oportunidad tuvimos el gusto de conocer dos ciudades, Bilbao y Loyola, fue algo único conocer dos contrastes diferentes entre una ciudad muy industrial y otra con muchos paisajes, entre sus santuarios y sus calles íbamos compartiendo nuestra vida, contando anécdotas, chistes y cualquier conversación que saliera en el momento, fue un momento grande de alegría el volver a ver los rostros de los hermanos que teníamos tiempo sin ver. Damos gracias a Dios por estas semanas de formación y por los hermanos con los que tuvimos la oportunidad de compartir, podemos decir con el salmo que hemos visto la dulzura y la delicia que es el compartir juntos con los hermanos.

Por David Gaspar, agustino recoleto

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