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La devoción a la Virgen del Carmen en Antilla

La comunidad de Agustinos Recoletos en Cuba celebró con la feligresía de Antilla la festividad de la Virgen del Carmen el 16 de julio con una procesión fluvial y una eucaristía solemne

La Virgen del Carmen es una advocación puramente marinera. En las zonas costeras y cercanas al mar, la festividad de la Patrona del Mar es celebrada con gran emoción. En Antilla, la pequeña localidad costera de Cuba donde los Agustinos Recoletos llegaron en febrero, el 16 de julio también fue un día de fiesta para la comunidad parroquial que atienden los cuatro misioneros agustinos recoletos.

En la parroquia que tiene como nombre esta conocida advocación mariana, los feligreses procesionaron la pequeña imagen de la Virgen del Carmen por las calles de Antilla hasta la costa, donde la pequeña imagen de la Virgen fue colocada en la proa de ‘El Rayo’, uno de los barcos de pescadores. Otros dos botes con las banderas vaticana y cubana acompañaron la procesión fluvial de la Reina del Mar.

Posteriormente, una vez regresó a tierra, la imagen del Carmen fue nuevamente llevada en procesión por los habitantes de Antilla hasta la parroquia, donde los cuatro agustinos recoletos celebraron la eucaristía solemne que contó con la participación de muchos cubanos.

En este territorio de misión de los Agustinos Recoletos, la Virgen del Carmen es la principal devoción de sus habitantes. Los fieles de Antilla, la mayoría marineros y pescadores, acuden frecuentemente a la parroquia donde se encuentra la imagen del Carmen para poner ante su intercesión los problemas y dificultades de sus vidas.

La veneración remonta al grupo de ermitaños que, inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo, considerado el jardín de Israel («Karmel» significa «jardín»). Estos devotos, después de las cruzadas, formaron en Europa la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (carmelitas). El Monte Carmelo, situado en la actual Israel, ha sido un sitio de devoción religiosa desde la antigüedad.

Según la tradición carmelita, el 16 de julio de 1251, la imagen de la Virgen del Carmen se le había aparecido, a San Simón Stock, superior general de la Orden, a quien le entregó sus hábitos y el escapulario, principal signo del culto mariano carmelita. Según esa tradición moderna, la Virgen prometió liberar del Purgatorio a todas las almas que hayan vestido el escapulario durante su vida, el sábado siguiente a la muerte de la persona y llevarlos al cielo. Esta veneración recibió reconocimiento papal en 1587 y ha sido respaldada por los Pontífices posteriores, en especial lo referente al escapulario. Desde entonces, la devoción mariana al Carmen se ha extendido por todo el mundo.

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