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Jairo Soto: “La mayor inversión ha de ser en los propios religiosos”

La provincia de Nuestra Señora de la Candelaria está formada por 109 religiosos, casi todos colombianos, y cuenta en este país con 22 comunidades a las que hay que sumar otras tres en Chile. Actualmente regentan 19 parroquias y dirigen 7 colegios, además de la universidad “Uniagustiniana”.

P.- ¿En qué momento se encuentra ahora la provincia de La Candelaria?
R.- La provincia de La Candelaria se encuentra en situación de hacer, desde nuestro carisma, un importante aporte a la evangelización de unos países (Colombia y Chile) de mucha esperanza pero llenos de luces y sombras, como bien lo expresaron en Aparecida los obispos de Latinoamérica y el Caribe. Es necesario conocer, profundizar y vivir nuestra identidad agustiniana a partir del fortalecimiento de nuestras comunidades locales. Se va produciendo un relevo generacional. Varios de nuestros religiosos mayores se encuentran en la etapa final de su vida terrena, y un buen grupo de sacerdotes jóvenes va asumiendo y asumirá tareas de responsabilidad. No podemos desmayar en el fortalecimiento de la vida comunitaria, porque ella misma ha de ser fuente de nuevas vocaciones.

P.-¿Cuáles cree usted que son sus fortalezas y sus puntos débiles?
R.- No es fácil señalarlas de manera puntual. Pero, por dar una respuesta somera, entre las fortalezas señalaría la generosidad, entrega y alegría de la casi totalidad de los religiosos; y, entre las debilidades, apunto la necesidad de religiosos capacitados en varios ministerios. De hecho, creo que una de las primeras decisiones de los próximos meses será el tratar de enviar a algunos religiosos a realizar estudios cualificados que nos fortalezcan. La mayor inversión de nuestra Provincia ha de ser en los mismos religiosos.

Juntos y preparados

P.- ¿En qué aspectos debe hacer hincapié el próximo Capítulo Provincial?
R.- Lo primero que hay que fortalecer es la vida y el trabajo comunitario y participativo. La dispersión de tareas puede hacer que estemos en la misma casa pero sin encontrarnos, atendiendo a cosas que nos dispersan. El mundo de hoy, como que nos acelera en muchos aspectos y vamos perdiendo la capacidad de ser nosotros mismos y de relacionarnos en profundidad con los hermanos.

Está luego la formación. Por más que nos esforcemos, nunca llegaremos a la perfección en la tarea formativa; ahí tenemos un buen campo en que trabajar. Creo que será necesario un nuevo directorio provincial que insista mucho en todos los procesos de formación, recuperando nuestra vida agustiniana, para que sea testimonio y mensaje en todos nuestros ministerios.

Universidad

P.- ¿Qué papel juegan los agustinos recoletos en la Uniagustiniana?
R.- La Universitaria Agustiniana es un campo novedoso que a todos nos ha sorprendido, no solo por su crecimiento en número de alumnos sino sobre todo por la respuesta en valores educativos que se ha ido dando. Estamos llegando a una clase social que, debido a su pobreza, ha tenido muy poca formación cristiana; ahora, sin embargo, la está encontrando. Por esto, la Uniagustiniana es un nuevo reto; por decirlo con palabras de Juan Pablo II, es uno de los tantos nuevos areópagos que debemos asumir los religiosos.

Misión

P.- ¿Cómo está la misión de Casanare?
R.- Por lo que se refiere al campo misional, y concretamente a Casanare, este territorio ha sufrido profundas transformaciones en el campo social, económico, político, que nos exige una reflexión profunda. Será necesario, de acuerdo con los pastores de aquella Iglesia local, hacer un replanteamiento de nuestro quehacer en estilo, en método pastoral en la tarea evangelizadora. Nuestros religiosos siguen trabajando allí con dedicación y entrega, y su labor siempre ha sido apreciada por todos los fieles y comunidades donde hemos servido. Pero, como ocurre con todo lo humano, es susceptible de mejora.

Herencia

P.- Echemos una mirada hacia atrás. Usted, que ha sido su segundo durante estos tres últimos años, ¿nos podría resumir la labor del padre Norberto Escobar como Provincial?
R.- Durante el tiempo del ministerio del padre Norberto Escobar como Provincial, observé su preocupación para que todos los religiosos de la Provincia lleváramos una vida consagrada auténtica, fieles a los principios de la Iglesia y al carisma de nuestro padre san Agustín. Nunca le faltaban dos documentos que continuamente consultaba y leía: las constituciones de la Orden y las ordenaciones de nuestro Capítulo provincial. Creo, como él, que son los mejores instrumentos de navegación de un prior provincial.

P.- A fray Norberto todos le han reconocido un gran espíritu de servicio. ¿Con qué ánimos toma usted su relevo en la dirección de la Provincia?
R.- La generosidad y comprensión del padre Norberto son virtudes a imitar. En mi caso, al asumir esta responsabilidad, he manifestado a los religiosos que deseo ser el servidor de todos y estaré atento a dedicar todo el tiempo que cada uno de ellos se merezca para escuchar, dialogar y encontrar puntos que nos conduzcan fraternalmente a esa búsqueda continua de la voluntad de Dios, nuestro Señor.

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