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La Ciudad de los Niños celebró sus 50 años de vida

El primer acontecimiento preparado para las festividades del 50º Aniversario fue la consagración del Templo de Nuestra Señora de la Consolación de la institución. El consagrante fue el agustino recoleto Joaquín Pertíñez, obispo de Río Branco, Brasil. Se encontraban presentes también el prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, Javier Guerra y el prior provincial de la provincia de San Nicolás de Tolentino, Rafael Mediavilla.

En la eucaristía dominical del día 9 de noviembre se fue desarrollando con gran solemnidad la consagración del altar y del templo. Terminada la homilía, se imploró la protección de los santos con el canto de las letanías y, a continuación, se ungieron el altar y las cuatro cruces del templo. Se incensaron las naves, cruces y paredes del templo. Por último se revistió el altar para el sacrificio eucarístico y se colocaron luces y flores alrededor de él.

En la misma celebración de la Consagración, antes de la bendición final, el prior general hizo entrega a Gerardo Martí, autor de las esculturas del templo, del diploma que le reconoce como Hermano General de la Orden de Agustinos Recoletos.

Congreso sobre la Ciudad de los Niños

Los días 11 y 12 se celebró un congreso preparatorio. Hubo conferencias y mesas redondas dirigidas tanto a los alumnos como a los trabajadores y personal de la institución. También se repasó la memoria de la Ciudad mediante una conferencia histórica con la presencia de los superiores mayores y de otros religiosos.

Se inauguró el nuevo grupo escultórico realizado por Gerardo Martí, que tiene cuatro piezas montadas en una fuente sobre bases a diferentes alturas y representa la labor de los Agustinos Recoletos con los niños, adolescentes y jóvenes de Costa Rica.

Después del izado de banderas, una orquesta sinfónica juvenil dio un concierto en el gimnasio y hubo una muestra de fuegos artificiales.



La consagración del templo de la institución, un congreso, la inauguración de un grupo escultórico y la solemne eucaristía en la que participaron las autoridades civiles y religiosas fueron los ingredientes de una fiesta histórica.
Celebración del cincuentenario

El 13 de noviembre a las ocho y media de la mañana una cimarrona tocó la diana de motivación del día de fiesta. A las nueve comenzó el acto cívico con la presencia del embajador del Reino Unido en Costa Rica, Tom Kennedy; autoridades procedentes de Cartago como el diputado Francisco Marín, el presidente municipal Adrián Leandro y el alcalde Rolando Rodríguez.

Asistió casi toda la Conferencia Episcopal de Costa Rica: José Francisco Ulloa, obispo de Cartago; Hugo Barrantes, arzobispo de san José y presidente de la Conferencia; Guillermo Loría, obispo de San Isidro de El General; José Rafael Quirós, obispo de Limón; Oswaldo Brenes, obispo de Ciudad Quesada; Oscar Guillén, obispo de Puntarenas y Ángel San Casimiro, obispo agustino recoleto de Alajuela que pronunció la homilía. Además el Señor nuncio apostólico de Su Santidad en Costa Rica Pierre Nguyen; el obispo agustino recoleto de Río Branco Joaquín Pertíñez y el obispo emérito de San Isidro de El General, Ignacio Trejos.

Al prior general de la Orden, al prior provincial y al vicario de México y Costa Rica, se unieron otros agustinos recoletos procedentes de comunidades de Costa Rica, México y España, y algunos otros religiosos y sacerdotes de la zona.

A las once comenzó la solemne Eucaristía en honor de Todos los Santos de la Orden y en acción de gracias por los cincuenta años de la Ciudad de los Niños. La Iglesia estaba abarrotada de fieles: estudiantes, trabajadores, antiguos alumnos, voluntarios, colaboradores, antiguos empleados, fraternidades seglares de Costa Rica y amigos de la Ciudad de los Niños. Seguidamente, el prior general de la Orden y el nuncio apostólico entregaron la bendición del Papa Benedicto XVI al director de la Ciudad de los Niños. También el prior provincial dio un sincero agradecimiento a todos los presentes.

Acabada la celebración, el gimnasio acogió a las 800 personas invitadas al almuerzo. No faltó la marimba de los alumnos de la Ciudad. También un mariachi hizo vibrar a los presentes. Los alumnos pusieron su toque juvenil con las danzas del pasa-pasa y otras actuaciones.

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