Actualidad

La hora de la Formación Permanente

Inspiración agustiniana

Con el fin de contribuir a la revitalización de la Orden, el Instituto de Espiritualidad e Historia ofrece una serie de Temas de Formación Permanente. No son temas aislados; hay que situarlos en el contexto de la identidad carismática y la misión evangelizadora.  Además de estos Temas se han publicado otros documentos: La Comisión para la Revitalización y Reestructuración de la Orden, por ejemplo, ha ofrecido nueve cuadernillos para impulsar y dar a conocer el proceso de revitalización iniciado en la Orden. El Equipo de Revitalización de la Orden (ERO), por su parte, además de elaborar e imprimir el texto de los ejercicios espirituales de 2013 y 2014, ha editado también materiales para talleres de oración de inspiración agustiniana. Otra comisión, la encargada de revisar los textos fundamentales de la Fraternidad Seglar, ha dado a la luz las trece primeras fichas de un nuevo Itinerario formativo de nuestros hermanos seglares. Por su parte, el Secretariado General de Espiritualidad ofrece ordinariamente esquemas para los retiros mensuales. Y el mismo Instituto de Espiritualidad e Historia ha inaugurado la colección “Lámparas ardientes”, que recoge de forma sencilla el testimonio de fe y caridad de insignes miembros de la Familia Agustino Recoleta.

Esta abundancia de publicaciones inspiradas en la espiritualidad de la Orden manifiestan la fuerza evangélica del propio carisma que, como acción del Espíritu, resurge hoy con nueva vitalidad y suscita, si le dejamos, la esperanza en nuestros corazones.

Misión eclesial desde la comunión

¿Qué nos pide el Señor hoy a los agustinos recoletos? ¿Qué espera la Iglesia de nosotros? Estas preguntas nos llevan a profundizar en nuestra identidad y al encuentro con Cristo. Hemos sido convocados a vivir en comunidad: una comunidad que se reúne para la oración, vive la vida fraterna y como comunidad tal desarrolla su misión evangelizadora en la comunión de la Iglesia.

Nos recuerdan las Constituciones que “el carisma se nos ha transmitido como una experiencia del Espíritu para ser vivida, custodiada, profundizada y desarrollada, bajo la acción del mismo Espíritu y esta experiencia nos impulsa a la comunión y a la misión eclesial” (Constituciones, 2). Es importante que descubramos el sentido vital, relacional y funcional del carisma. No es una formulación teórica o algo estático que viene del pasado. El carisma es la acción del Espíritu que a lo largo de nuestra historia sigue actuando y está en el fondo de lo que vivimos, deseamos y hacemos.

Abiertos al Espíritu

El Papa Francisco, en la exhortación “Evangelii gaudium”, nos llama a todos a un renovado encuentro con Jesucristo y a vivir abiertos al Espíritu para evangelizar con espíritu: “Cuando se dice que algo tiene «espíritu», esto suele indicar unos móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria. Una evangelización con espíritu es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos. ¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa!” (261).

El mismo Papa agrega: “Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. No sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales  sin una espiritualidad que transforme el corazón. Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga” (262).

Encontrar los momentos

Esos momentos hay que buscarlos, y en nuestras comunidades hemos de crear espacios, no sólo para la oración, sino también para la formación. Tendremos que ajustar horarios y romper malos hábitos de activismo o de desidia. Para nuestra revitalización es imprescindible que dediquemos de ordinario tiempos a la formación. Son tiempos de sana alimentación, de ejercicio y fortalecimiento. Sin el alimento de trabajos como estos que presentamos, nunca tendremos vitalidad para seguir la llamada del Espíritu. Nunca nos revitalizaremos.

Que el Señor nos conceda el don del Espíritu Santo que revitaliza el carisma en nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar con sencillez, alegría y confianza.

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