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Las agustinas recoletas de Kenia se trasladan a un nuevo convento

La comunidad de agustinas recoletas de Kenia desde que llegó a este país, el 26 de julio de 2006, ha vivido un tiempo de espera lleno de ilusión. Desde entonces han residido en una casa del complejo parroquial del pueblo de Masii, pero han ido dando los pasos para la construcción de un nuevo convento con la compra de un terreno en Wote (Makueni), la preparación del proyecto y la edificación.

Traslado al nuevo convento

Aunque no está todo terminado, el pasado 4 de mayo, solemnidad del Ascensión del Señor, la comunidad contemplativa se trasladó a su nuevo convento de Wote. La inauguración oficial está prevista para el próximo 4 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de la Consolación, titular del convento recién estrenado.

Poco a poco se van superando dificultades. Después de tres intentos fallidos, el cuarto pozo por fin ha dado agua, pero se encuentra a dos kilómetros y medio del convento y ha sido necesario hacer una conducción subterránea. La luz también es uno de los proyectos que las hermanas esperan lograr pronto. Todos los tramites están terminados y les han asegurado que se va a instalar pronto el transformador. Mientras tanto, se ha tenido que instalar un generador, con el consiguiente coste económico. La crisis por la que ha pasado Kenia ha retrasado los trabajos, pero ya se está normalizando todo de nuevo.

Preocupación por los disturbios

La comunidad está formada actualmente por tres monjas y trece postulantes, de las cuales se espera que siete puedan tomar el hábito en mayo.

Las hermanas han vivido los disturbios de Kenia con preocupación y sufrimiento. El día 12 de abril nos escribían: “Hubo momentos de todo, miedo, inquietud, preocupación… nosotras estamos en la parte donde hay más tranquilidad, que es en Machakos-Masii, un pueblecito solitario entre montañas. Esta zona está habitada por la tribu de los cambas. Los que están luchando entre sí son kikuyos y luos… Estuvimos a punto de salir hacia España. La Embajada nos llamó tres o cuatro veces, e incluso nos asignó el hotel a la entrada de Nairobi donde podíamos acudir para nuestra salida del país en caso de alerta roja, pero hasta la fecha, gracias a Dios, no ha sido necesaria.

Teníamos claro que no íbamos a dejar el país. A las chicas les ofrecimos irse a sus casas, pero no aceptaron. Dijeron que si nos marchábamos, ellas esperarían aquí nuestro regreso. Ahora todo está más normal, aunque todavía siguen sin arreglarse los dirigentes y hay actos de violencia. Hace unos días conocimos la noticia de que en la zona de Eldoret, donde siguen los refugiados, se han contabilizado ya 50 muertos y centenares de afectados por cólera, lo que no resulta extraño, dada la deficiente alimentación y las condiciones inhumanas en que viven”.

El convento y la comunidad

La extensión del terreno propiedad del nuevo convento es de cuatro hectáreas. El edificio con la iglesia ocupa una superficie cuadrada de 42 metros de lado y tendrá capacidad para 27 monjas. El terreno es amplio y tiene espacio para la huerta y para criar animales.

La comunidad está formada actualmente por tres monjas y trece postulantes, de las cuales se espera que siete puedan tomar el hábito en mayo. También hay seis aspirantes, que esperan a que termine la construcción del monasterio para hacer la experiencia de ingreso. En el mes de abril la comunidad contó con la presencia de su asistente, Fr. Jesús Lanao, que aprovechó para impartir clases a las postulantes y aspirantes.